¿Debo regañar a mi perro?
¿Es bueno para que entienda lo que está mal y no lo siga haciendo? ¿Ayuda a mejorar su comportamiento?
Todo lo que vas a leer aquí se trata de mi opinión, basada en mis conocimientos y mi experiencia profesional. Te animo a que sigas investigando para construir una opinión sólida basada en estudios científicos y en tu experiencia personal.
En éste post me refiero al castigo como la aplicación de miedo o dolor. El castigo es un tema muy extenso, esto es solo un acercamiento.
Hasta hace no mucho hemos tratado a los perros mayormente a través del castigo, o como muchos llaman «refuerzo negativo» (ya lo aclararemos otro día), haciendo una réplica (aunque con más dureza y crueldad) de la forma de educar del momento. Por suerte, las cosas cambian, la sociedad evoluciona y a día de hoy nuestra relación con los perros ha cambiado, cada vez se ve a más gente involucrada en el adiestramiento en positivo, sin aplicar técnicas que impliquen miedo o dolor. La mayoría por principios éticos o morales. Pero:
¿El castigo funciona?
Para que el castigo funcione deben darse varios requisitos.
- Que el castigo tenga la duración e intensidad adecuada.
- Que esté presente siempre que se produzca la conducta a evitar, si el castigo desaparece es posible que la evitación también.
- Que exista una conducta alternativa para evitarlo.
Ya de entrada parece bastante complicado que podamos cumplir con los requisitos para que el castigo funcione; ¿quién sabe la duración e intensidad adecuada? ¿lo hacemos a ojo de buen cubero? ¿siempre vamos a estar presentes para castigar? y si es así ¿de verdad nos vamos a tirar toda la vida castigando? ¿cómo sabemos si el perro tiene acceso psicológico a la conducta alternativa? a lo mejor no es capaz.
Y esto es solo el principio.
El miedo y el dolor aumentan el estrés, con lo que lo más probable es que aunque consigamos lo que esperábamos con el castigo, obtengamos otros problemas mucho mayores que los que teníamos.
El castigo es adaptativo; el perro se acostumbra poco a poco a él y deja de surtir efecto, por lo que tenemos que aumentar la intensidad del mismo cada cierto tiempo. Si a esto le sumamos que el castigo debe estar siempre, ¿cómo acabaremos con el paso del tiempo? ¿en una guerra con el perro?
Normalmente las conductas que nos parecen problemáticas responden a una emoción no resuelta, a un estado intranquilo del perro, a una situación que no sabe gestionar. Castigándole no le ayudamos, añadimos más problemas a los que ya tiene.
Si nos convertimos en una fuente de dolor para el perro, aunque sea contextualizada, con el tiempo será muy difícil que se deje ayudar en esa situación, no confiará en nosotros y lo que es peor está perdiendo vínculo.
Si el castigo (refiriéndonos como miedo o dolor) es una manera eficaz de tratar a los perro desde luego que aún no sabemos como hacerlo y mucho menos sin perder la confianza que depositan en nosotros y sin romper vínculo aunque sea contextual.
Bueno, sin duda es un tema que da para mucho, esto es solo un breve acercamiento, unas pequeñas pinceladas, el tema del castigo es largo y tendido y aún es un debate abierto, sobre todo si diferenciamos entre castigo positivo y castigo negativo.
Espero que te haya gustado y que te haya aportado en la educación de tu perro. Nos leemos en otro!